jueves, 4 de febrero de 2010

Tras el monstruo, los impostores


Bram Stoker ya había publicado su gran obra, Drácula, una de las mejores novelas de la literatura universal, cuando dio a la imprenta, en 1910, este opúsculo sobre un grupo de famosos y reconocidos impostores, farsantes, charlatanes, suplantadores y estafadores. Son otros vampiros: los chupasangres de la vida real. Famosos impostores —inédita hasta ahora en castellano y publicada por Melusina gracias a su editor, José Pons— recoge en diez capítulos la peripecia de numerosos profesionales en el arte de apropiarse de las vidas ajenas, a cazadores de brujas, a maestros del disfraz. El décimo capítulo, por ejemplo, está dedicado a la reina Isabel I de Inglaterra, que, según el señor Stoker, era en realidad un hombre: "el muchacho de Bilsey". El ensayo está profusamente adornado con detalles y datos históricos, con ciertas dosis de cotilleos y con pinceladas de mordaz humor irlandés que harán las delicias de cualquier lector entusiasta de las "pequeñas curiosidades históricas". Existe la creencia de que Bram Stoker formaba parte de una sociedad secreta, la Hermetic Order of the Golden Dawn, una fraternidad de magia y ocultismo fundada en Londres en 1888 por William Wynn Westcott y Samuel MacGregor Mathers (otro famoso miembro de la hermandad fue William Butler Yeats). No se sabe a ciencia cierta, obviamente, qué tomó de esta célebre sociedad para sus Famosos impostores ni cómo reaccionaron sus adeptos cuando la obra salió a la luz.
Bram Stoker nació en Conflart, Irlanda, en 1847 y murió en Londres en 1912. Se educó en un ambiente austero, en una familia cuyo único patrimonio eran sus libros. Sus primeros siete años de vida los pasó en la cama, enfermo, mientras su madre le contaba historias de fantasmas y aparecidos. Estudió en el mítico Trinity College y pronto empezó a escribir reseñas teatrales. En 1876 se marchó a Londres con el actor Henry Irving y se hicieron cargo del Lyceum Theatre. Bram se convirtió en el esclavo de Irving: hacía cuanto éste le pedía y juntos recorrieron los peores prostíbulos de Europa. En uno de ellos, en París, contrajo la sífilis que, finalmente, acabaría con su vida en una repugnante pensión londinense, mientras gritaba enloquecido e intentaba apartar los fantasmas y vampiros que lo acosaron en sus últimas horas.

La impostura siempre ha sido un tema de interés y es probable que los impostores de una u otra especie proliferen mientras la naturaleza humana siga siendo tal y como la conocemos y la sociedad siga prestándose al engaño. Las historias de impostores famosos recogidas en este libro han sido reunidas con el propósito de mostrar que este arte se ha llevado a cabo de formas muy variadas: los hay que se hacen pasar por otro, hay también pretendientes al trono, timadores y farsantes de toda laya y condición, así como individuos que no dudan en suplantar a quien haga falta en su búsqueda de las riquezas, una mejor posición social o la fama, y aun los que simplemente lo han hecho por amor al arte.

Stoker, Bram, Famosos impostores [Famous Impostors], Barcelona, Melusina, 2009. Traducción de Albert Fuentes. Rústica, 296 páginas.