domingo, 22 de enero de 2012

Londres está de moda

En las idas y venidas de la moda, parece que la suerte ha recaído esta vez en Londres, que este año tiene muchos motivos de celebración. Hay quien preferirá detenerse en los inminentes Juegos Olímpicos, pero la Biblioteca de Redfield Hall se queda con los fastos dedicados a Charles Dickens.
Londres es la capital del mundo victoriano y los viajeros aún pueden descubrir ese aire misterioso en Covent Garden, el Temple, Marylebone, Pimlico, Whitechapel, Westminster, etcétera. Al hacer un breve repaso de los personajes que representan la ciudad, nos encontramos con un listado lleno de excéntricos, criminales, detectives, aristócratas, farsantes, diletantes y artistas.
Nadie podrá negar que Sherlock Holmes es puro Londres. El escritor sir Arthur Conan Doyle creó en 1887 un personaje ficticio llamado Sherlock Holmes que acabó protagonizando cuatro novelas y cincuenta y seis relatos, la mayoría de ellos publicados en la revista Strand Magazine. Realmente, todo un personaje: un detective inteligente, brillantísimo, irónico, ingenioso, a ratos insoportable, que siempre va acompañado de su fiel doctor Watson, el contrapunto idóneo para el carácter del señor Holmes. En el año 2010, la BBC produjo un Sherlock ambientado en el Londres actual, pero sin perder ninguna de las características holmesianas del detective creado por Conan Doyle. El resultado es una serie apasionante, de factura impecable, con sus protagonistas en estado de gracia. Canal + emite en la actualidad la segunda temporada de Sherlock, que consta de tres episodios (como la primera).


También la BBC (¿quién si no?) ha sido la encargada de trasladar a la pequeña pantalla Pétalo carmesí, flor blanca, la segunda novela del holandés Michel Faber, publicada en España por la editorial Anagrama, una versión posmoderna de la novela victoriana. La protagonista es una joven prostituta, Sugar, que malvive en los arrabales de Londres. Un día conoce a un caballero, William Rackham, y comienzan una relación. William, atrapado en un matrimonio con una joven que bien pudiera ser el prototipo de la heroína romántica (sublime, desesperada, desasosegante, hipersensible) ve en Sugar a su ángel salvador. También en este caso es Canal + quien emite esta serie.

domingo, 8 de enero de 2012

«Britanos, ¡despertad! ¡Alzaos! ¡Oh, león británico!»

El año 2012 comienza en la Biblioteca de Redfield Hall con excentricidad inglesa. Hace ciento ocho años, en 1904, el joven David Bertram Ogilvy Freeman-Mitford, segundo barón de Redesdale, se casó con la señorita Sydney Bowles. Se instalaron en su mansión solariega, Asthall Manor, en Oxfordshire, y tuvieron un hijo y seis hijas. El señor Freeman-Mitford había dado muestras de su particular carácter desde muy temprana edad. A pesar de haber asistido a Eton, jamás había estado interesado en otra cosa que no fuera leer. Sus peculiares ideas sobre la educación las llevó a la práctica con sus hijos. Así, éstos recibieron solamente clases de equitación y francés. El único hijo de la pareja, Tom, murió tempranamente en Birmania. Y sus seis hijas, Nancy, Pamela, Diana, Unity, Jessica y Deborah, se hicieron tan famosas que se las conoce popularmente como "las hermanas Mitford". Ya sea por méritos propios o ajenos, o por sus conductas excéntricas y esnobs, o por sus vidas extravagantes, el caso es que resulta difícil encontrar una saga tan característica y peculiar en Reino Unido (y, desde luego, en el resto del mundo).
Nancy Mitford, la primogénita de los barones, nació en Londres en 1904. Comenzó a escribir bastante joven, justo antes de su matrimonio. Una de sus primeras novelas fue, precisamente, Trifulca a la vista (1935). Y han tenido que pasar setenta y seis años para que esta obra se publique por primera vez en España. La peripecia que sufrió Trifulca a la vista es digna de mención. En aquellos años treinta, dos de sus hermanas, Diana y Unity, coqueteaban con las ideas fascistas y una de las personas en las que se inspiró Nancy para escribir esta obra fue el amante y posterior marido de Diana, Oswald Mosley, caudillo de la Unión Británica de Fascistas. La novela es una desternillante sátira contra los devotos seguidores del fascismo inglés. Al poco de publicarse, la propia Nancy ordenó su retirada, por miedo a hacer daño a su familia (incluso había eliminado tres capítulos). Su hermana Unity ya le había advertido: "No puedes publicarla de ninguna de las maneras". Años más tarde, su editor quiso imprimirla de nuevo, pero, en 1939, Unity se pegó un tiro cuando se enteró de que Inglaterra había declarado la guerra a Alemania (no murió, pero las secuelas la dejaron impedida para siempre), y esta tragedia marcó la decisión de Nancy, que denegó su publicación. En 1951, su editor insistió, pero fue en vano, y ni siquiera el empeño que puso su amigo Evelyn Waugh sirvió para convencerla de que saliera de nuevo a la luz. Sólo desde hace apenas unos años se pudo volver a publicar de nuevo en Inglaterra, gracias a la autorización de sus herederos.
Nancy Mitford es una maestra de la comedia de enredo. En Trifulca a la vista, sitúa la acción en la campiña inglesa. Por allí pululan una joven heredera, Eugenia Malmains, simpatizante de las camisas tricolores y las ideas nacionalsocialistas; dos petimetres a la caza de una rica heredera; dos amigas con nombres falsos que han huido hasta allí escapando de diferentes y escabrosas situaciones; una mujer casada con deseos de aventuras sentimentales; unos artistas pacifistas y una aristócrata con ganas de casar a su nieta (la citada Eugenia Malmains).
Libros del Asteroide completa con Trifulca a la vista la publicación de las obras más importantes de Nancy Mitford, con sus habituales esmero y cuidado. Sólo queda esperar a que se anime a sacar a la luz su ensayo Noblesse oblige y la correspondencia entre las hermanas (The Mitfords. Letters Between Six Sisters, HarperCollins, Londres, 2007).

El patriotismo es una de las virtudes primigenias de la humanidad. Si permitimos que se atrofie, una parte muy valiosa de la naturaleza humana perecerá. [...] El respeto por los padres, el amor por el hogar y la veneración del vínculo matrimonial están de saldo en Inglaterra; la sociedad está corrompida por el vicio, el egoísmo y la indolencia. Los ricos se han traicionado a sí mismos al preferir la fétida atmósfera de los bares y los clubes nocturnos a la sensatez de la provechosa vida en el campo. Las grandes casas de Inglaterra, uno de sus más envidiados atributos, se han quedado vacías... ¿Por qué? Porque las grandes familias de Inglaterra viven apelotonadas en pisos de lujo y dilapidan su patrimonio en los juzgados de familia. Los pobres no son mejores que los ricos, también ellos han aprendido a ponerse a sí mismos antes que el Estado, y satisfechos con el pan y el circo que les van lanzando sus políticos, tampoco dan ningún paso para lograr mejorar el espíritu de esta desdichada tierra.

Mitford, Nancy, Trifulca a la vista [Wigs on the Green], Libros del Asteroide, Barcelona, 2011. Introducción de Charlotte Mosley. Traducción de Patricia Antón. Rústica, 240 páginas.