viernes, 28 de agosto de 2009

Bartleby: el redescubrimiento de un personaje genial


Nórdica Libros publica esta pequeña joya literaria, Bartleby, el escribiente, de Herman Melville, ilustrada por Javier Zabala, Premio Nacional de Ilustración en el año 2005. La editorial Nórdica, dirigida por Diego Moreno, comenzó su trayectoria publicando autores escandinavos y pertenece al grupo Contexto, una de las sorpresas editoriales más agradables de los últimos años.
Unas preciosas guardas de color naranja preceden al texto de Melville, publicado por primera vez, de manera anónima, en dos números de la revista Putnam's Magazine en 1853. Relata la historia de un copista que comienza a trabajar en el despacho de un abogado de Wall Street. Un día, ante cierta petición del letrado, el nuevo empleado profiere una contestación sorprendente: "Preferiría no hacerlo". El abogado, que es también el divertidísimo narrador del cuento, da rienda suelta a todas sus tribulaciones y reflexiones personales a propósito de Bartleby y su desolador futuro.
El neoyorquino Herman Melville (1819-1891), autor de la inmortal tragedia Moby Dick (1851), era un verdadero especialista en la narración de dramas psicológicos. Tanto en la historia del capitán Acab como en esta pequeña peripecia de Wall Street, el escritor hace gala de su habilidad a la hora de desarrollar conflictos no siempre fáciles de interpretar y resolver.

¿Quieren que lo admita? El desenlace de todo esto fue que pronto se instituyó en la oficina, como algo definitivo, que un joven y pálido escribiente, de nombre Bartleby, tenía allí un escritorio; que copiaba para mí a la tarifa normal de cuatro centavos el folio -las cien palabras-, pero estaba exento siempre de revisar el trabajo que hacía [...]; además, nunca, bajo ningún concepto, se mandaría a Bartleby a un recado, aun el más nimio, fuese del tipo que fuese; y más aún, si se le rogaba que se ocupase de algo así, se entendería que por lo general preferiría no hacerlo. En otras palabras, se negaría categóricamente.

Melville, Herman, Bartleby, el escribiente [Bartleby the Scrivener: A Story of Wall Street], Nórdica Libros, Madrid, 2008. Traducción de Mª José Chuliá García, ilustraciones de Javier Zabala. Rústica, 120 páginas.

Las torres de Barchester: pequeños conflictos en la campiña inglesa


Espasa Clásicos, en su logrado afán por recuperar grandes títulos de la literatura universal, ha publicado Las torres de Barchester, del escritor victoriano Anthony Trollope. La editorial lo entrega a las librerías en un formato elegante y con una cubierta ciertamente exquisita (con la imagen de un óleo de J. I. van Ruisdael).
Esta novela pertenece a la serie denominada Crónicas de Barchester, seis obras ambientadas en el imaginario condado homónimo. Con pluma fina e irónica, Trollope disecciona meticulosamente en Las torres de Barchester (1857) las vidas de un grupo de clérigos rurales y de la aristocracia provinciana (gentry) que gira a su alrededor. Parroquias, favores, beneficios, rentas y malentendidos amorosos perturban la aparente apacible existencia de unos personajes que no escapan a la sátira de su creador.
Considerado uno de los grandes novelistas de la Inglaterra del siglo XIX, Anthony Trollope (1815-1882) fue supervisor postal de Correos, circunstancia que le permitió viajar por numerosos países. Pasará a la historia, además de por sus magníficas novelas (imprescindibles en cualquier biblioteca aseada), por ser el inventor de los famosos buzones de color rojo que todavía hoy pueden verse en las calles del Reino Unido.

El autor se atreve a rechazar esa tradición que viola la confianza entre él y sus lectores al mantener como un misterio, casi hasta el final del tercer volumen, el destino de su personaje favorito. Aunque, en realidad, cosas aún peores se hacen con frecuencia. ¿No se han utilizado a menudo los más profundos esfuerzos del genio para engañar las aspiraciones del lector, suscitar falsas esperanzas, falsos temores y dar lugar a expectativas que jamás se van a cumplir? ¿No se siembran promesas a partir de deliciosos horrores y, en su lugar, el escritor sólo ofrece las más vulgares realidades en su capítulo final? ¿Y no hay una especie de engaño en todo esto, un engaño que la honradez de la época moderna no debería tolerar?

Trollope, Anthony, Las torres de Barchester [Barchester Towers], Espasa Calpe, Madrid, 2008. Traducción de José Miguel y Cándido Santamaría; edición de José C. Vales. Cartoné, 507 páginas.

La nueva Grub Street: una novela de novelistas


Alba Editorial, en su colección Clásica Maior, dirigida por Luis Magrinyà, ha publicado La nueva Grub Street, novela hasta ahora inédita en español. Escrita en 1891 por George Gissing, su título hace referencia a la calle londinense en la que medraban escritores y periodistas para intentar hacerse un nombre en el mundillo literario de la época.
La novela narra la vida y desgracias de dos escritores de muy distinta fortuna. Jasper Milvain escribe "basura, pero de muy buena calidad" y Edwin Reardon lucha por sobrevivir, sin dinero ni amigos, e intenta escribir lo que el mercado demanda abandonando su impecable trayectoria literaria. Las miserias editoriales abocan a ambos personajes a una relación díficil, cuya situación se agrava con la noticia de una inesperada herencia.
George Gissing (1857-1903) alcanzó el éxito precisamente con esta obra. Sus comienzos en la literatura fueron difíciles. A pesar de la humilde situación económica de su familia y huérfano de padre desde los trece años, consiguió estudiar en el Owens College de Manchester. Sin embargo, pronto fue expulsado: robó dinero para ayudar a una prostituta, con la cual huyó a Estados Unidos y allí se casó con ella. Cuando volvió a Inglaterra, un año después, se empleó como tutor y comenzó a escribir. Su matrimonio fue un completo sufrimiento hasta la muerte de su mujer, en 1888. Considerado uno de los mejores autores victorianos, escribió numerosas novelas, relatos y ensayos. Su otra obra fundamental es Mujeres sin pareja (1893), publicada también por Alba Editorial, con traducción de Alejandro Palomas.

Oh, si crees que eres una George Eliot, empieza cuando quieras. Pero no creo que estés tocada por el genio. La gente tiene metido en la cabeza el viejo prejuicio de que uno debe escribir al dictado del Espíritu Santo. Te digo que escribir es un negocio. Coge media docena de libros de escuela dominical fáciles de leer, descubre la clave de cómo están escritos, búscales nuevos alicientes y ponte a trabajar metódicamente, unas cuantas páginas al día. No se trata de buscar la inspiración divina, eso pertenece a otra esfera de la vida. Hablamos de la literatura como negocio, no de Homero, Dante o Shakespeare.

Gissing, George, La nueva Grub Street [New Grub Street], Alba Editorial, Barcelona, 2007. Traducción de Miguel Temprano. Cartoné, 556 páginas.