sábado, 27 de agosto de 2011

Misterios de Edimburgo

Durante el mes de agosto, concretamente desde el día 13 hasta el día 29, se celebra en Edimburgo el Edinburgh International Book Festival. Este festival reúne a 797 escritores y organiza 757 eventos dedicados especialmente a los libros y a la literatura. Los medios de comunicación británicos se hacen eco diariamente de todas sus actividades, siempre interesantes y reseñables. El día 24 de agosto, sin embargo, los periódicos no informaron sobre los actos de ese día, sino que recogieron una singular noticia acaecida en el festival: habían aparecido dos preciosas esculturas librescas, hechas a partir de dos novelas del escritor escocés de novela policíaca Ian Rankin (Fife, 1960), y nadie supo decir de dónde habían salido ni cómo habían llegado hasta allí. El anónimo autor había dejado sendas notas en ambas esculturas, una dirigida a la cuenta de Twitter del festival y la otra a la cuenta de Twitter de la Unesco Edinburgh City of Literatura. La primera de ellas es un precioso bosque frondoso y la otra una composición con una taza, un pastel y una campanilla.



Estas delicadas esculturas de papel son en realidad la quinta y la sexta que se han encontrado en Escocia. Todo empezó el 3 de marzo de este año, cuando se descubrió en la Scottish Poetry Library la primera de ellas: un frágil árbol de papel. A finales de junio le tocó el turno a la National Library of Scotland. En este caso la escultura representaba un gramófono con un ataúd. Más tarde, el 30 de junio, se encontró otra en la Filmhouse: la obra ilustraba una sala de cine. El 11 de julio, en una de las ventanas del Scottish Storytelling Centre (en la sala dedicada a Robert Louis Stevenson) se halló un dragón de papel incubando un huevo. Y las últimas que se han encontrado han sido las del festival de Edimburgo. Todas las esculturas están talladas en diferentes libros de Ian Rankin y se acompañan de una nota cuyo principio siempre es el mismo: "A gift support of libraries, books, words, ideas...".

Escultura hallada en la Scottish Poetry Library

National Library of Scotland
Filmhouse
Scottish Storytelling Centre
Desde la Biblioteca de Redfield Hall seguiremos informando sobre este maravilloso misterio escocés...

domingo, 21 de agosto de 2011

Una góndola llena de libros

La bibliotecaria de Redfield Hall espera que sus estimados socios y corresponsales hayan disfrutado de unas estupendas e interesantes vacaciones. Por su parte, después de un agradabilísimo periplo mediterráneo, de nuevo abre las puertas de su institución con variada y diversa información a la que se añadirán, sin duda alguna y en fecha próxima, las reseñas de sus descubrimientos literarios del estío.

Entrada de la librería Acqua Alta, en Venecia
No existe lugar más venerable para un lector que una biblioteca o una librería. Y somos muchos los viajeros que procuramos visitar estos sanctasanctórums en cuanto recalamos en una ciudad distinta a la nuestra. De hecho, hay listas ciertamente interesantes sobre las diez mejores librerías del mundo, las más bonitas o las más imponentes. Y descubrir una de ellas siempre es una experiencia placentera (sobre todo cuando no la hemos encontrado en las susodichas listas). En el sestiere de Castello, en Venecia, tras pasar un precioso puente, aparece, recóndita y casi oculta, en el número 5176 de la calle Longa Santa Maria Formosa, la librería Acqua Alta, con su cartel en inglés que indica lo siguiente: «Welcome to the most beautiful bookshop in the world». Seguramente exagera. Aunque quizá podría ostentar el título (en reñida competencia con la parisina Shakespeare & Company) de la «librería más abigarrada». Tras franquear la puerta, situada en una placita bajo la sombra de una gran higuera, el visitante se ve envuelto en un laberinto libresco del que le será difícil escapar. Unos primeros expositores llenos a rebosar de postales, tarjetas, láminas y mapas antiguos dejan paso a más de una docena de bañeras, barcas y góndolas (reales y tal vez útiles todavía) repletas y atestadas hasta los topes de todo tipo de libros viejos, nuevos, usados, firmados, robados, perdidos, buenos, malos, regulares y sin calificación posible. Algunos carteles escritos a mano indican qué obras albergan. Por ejemplo: «Un barcone di best sellers» o «Narrativa, autori stranieri». La parte de atrás del establecimiento se asoma a un canal y, con un poco de suerte, el curioso lector podrá atisbar desde allí el paso de alguna góndola.
El propietario de la librería, Frizzo Luigi, atiende con amabilidad e interés a los clientes (que son muchos) y, como buen veneciano, siempre está dispuesto a la charla y la conversación. No hay duda de que su establecimiento (que también es un bed & breakfast) forma parte de la Venecia oculta que cualquier avezado viajero desea descubrir.




«A bookstore is one of the only pieces of evidence we have that people are still thinking», J. Seinfield.