jueves, 25 de marzo de 2010

martes, 23 de marzo de 2010

¿Por qué no te casas, Prue?


Barbara Pym nació en Oswestry, Shropshire, en 1913. Estudió en Liverpool y en Oxford, y durante la Segunda Guerra Mundial prestó servicio en el Women's Naval Royal Service. Cuando terminó la contienda, empezó a trabajar en el International African Institute de Londres. Escribió su primera novela a los dieciséis años (Young Men in Fancy Dress), pero no publicó ninguna obra hasta 1950. En 1953 salió a la luz Jane y Prudence, que inmediatamente alcanzó un gran éxito. Sin embargo, y a pesar de que sus tres novelas siguientes también contaron con el aprecio de la crítica y del público, entre 1963 y 1977 no encontró editor para sus obras. En 1977, el Times Literary Suplement publicó una encuesta sobre los mejores escritores de la época y dos eminentes críticos, lord David Cecil y Philip Larkin, la eligieron a ella. Esta circunstancia supuso que se reconociera su talento y de nuevo comenzó a publicar, incluso fue candidata al Premio Booker. Se retiró poco después a un pueblo de Oxfordshire, donde falleció en 1980. La casa en la que residió, Barn Cottage, es hoy el hogar de la Barbara Pym Society.
Jane y Prudence relata la amistad de dos mujeres muy diferentes. Jane, de cuarenta y un años y aspecto descuidado, está casada con un vicario y tiene una hija adolescente; Prudence tiene veintinueve años, es guapa y elegante y cuenta con varios amoríos a sus espaldas. Son los años cincuenta, y Jane teme que Prudence se quede soltera... Con una prosa impecable, en la mejor tradición de la literatura decimonónica inglesa, y chispeantes diálogos, Barbara Pym retrata a la perfección los distintos caracteres de estas dos damas, cuya amistad prevalece por encima de todas las circunstancias.
Calificada por sus biógrafos como "la Jane Austen contemporánea", Barbara Pym ha sido escasamente publicada en España. Por fortuna, la editorial Lumen se ha propuesto recuperar sus novelas. A Jane y Prudence, editada en 2009, le acompaña Los hombres de Wilmet, recién salida de la imprenta.

Jane se levantó de la silla y se desperezó. Confiaba en que la velada hubiera servido de algo. Tal vez Fabian y Prudence pudieran quedar en Londres. Empezó a organizar mentalmente comidas y cenas para los dos. Se le ocurrió que era como el clásico Píndaro, aunque ella abogaba por un cortejo seguido de un matrimonio como mandaban los cánones y las convenciones del decoro. Fabian era viudo y Prudence era soltera, así que ni siquiera tendrían que pasar por el bochorno de un divorcio. Bueno, ahora que lo pensaba mejor, Jane decidió que en realidad se parecía más a Emma Woodhouse.

Pym, Barbara, Jane y Prudence [Jane and Prudence], Lumen, Barcelona, 2009. Traducción de Ana Mata Buil. Cartoné con sobrecubierta, 334 páginas.

domingo, 14 de marzo de 2010

Flora Poste: rebelión en la granja


Ya se ha comentado en esta crónica libresca el especial cuidado que dispensa la editorial Impedimenta a todos sus libros. Las sobrecubiertas y las cubiertas de sus trabajos siempre llaman la atención y, en cierto modo, son "marca de la casa". En La hija de Robert Poste se ha elegido una imagen realmente espectacular: una "parravirgen" (un detalle muy significativo en el desarrollo de la novela), tomada de una lámina botánica editada en 1839 en Eklingen, Alemania.
Stella Gibbons podría considerarse el paradigma de la mujer urbana, activa y vital de las primeras décadas del siglo XX en Europa (y eso acaba notándose en el transcurso de la novela). Estudió periodismo y trabajó en varios medios de comunicación, entre ellos el Evening Standard. En 1930 publicó un libro de poemas que recibió el beneplácito de Virginia Woolf. Y en 1932 salió a la luz La hija de Robert Poste. El éxito fue inmediato, a pesar de que la obra fue prohibida en Irlanda, por su velada defensa de la contracepción. Al año siguiente de su publicación, la novela fue galardonada con el prestigioso Prix Femina-Vie Heureuse. Inexplicablemente, esta obra permanecía inédita en castellano (al igual que el resto de las obras de la señora Gibbons).
Flora Poste (en cierta manera, un trasunto de la propia autora) es una joven huérfana que por distintas circunstancias se verá obligada a vivir con unos parientes en una singular granja de Sussex: Cold Comfort Farm. Influida por la novelística decimonónica y, al tiempo, críticamente divertida con las tendencias psicologistas de la narrativa de principios de siglo, Flora se erige en la nueva Jane Austen y decide "arreglar y ordenar" el desbarajuste rural de los Starkadder. Obviamente, el contraste entre la inteligente urbanita y su asilvestrada familia constituye el núcleo hilarante de la narración. Si la joven Flora consigue o no solucionar los problemas de la granja, es algo que los lectores acabarán conociendo entre carcajadas al final de la novela.

—Si quieres que te diga la verdad —añadió Flora—, creo que tengo mucho en común con la señorita Jane Austen. A ella le gustaba que todo a su alrededor fuera pulcro y agradable y amable, y a mí me pasa lo mismo. Ya ves, Mary —y aquí Flora comenzó a hablar con seriedad y a negar con el dedo índice—, a menos que todo sea pulcro y agradable y amable, la gente no puede siquiera comenzar a disfrutar de la vida. No puedo soportar el desorden.

Gibbons, Stella, La hija de Robert Poste [Cold Comfort Farm], Impedimenta, Madrid, 2009. Traducción de José C. Vales. Rústica con sobrecubierta, 366 páginas.

jueves, 4 de marzo de 2010

Anna, de nuevo en la estación


En este año 2010 se celebra el centenario de la muerte de Lev Nikoláyevich Tolstói (1828-1910). La editorial Alba ha sido la primera en inaugurar el llamado "año Tolstói" con la publicación de Anna Karénina, en una magnífica nueva traducción (a todas luces ya necesaria) de Víctor Gallego, responsable también de la ilustrativa introducción. Como no podía ser de otra manera, la imagen de un tren da la bienvenida al lector en este volumen: un tren impresionista, cuyas bocanadas de humo, matizadas en azules y grises, parecen hacer vibrar el vapor en la distancia. Se trata de un detalle de Gare Saint-Lazare (1877) de Claude Monet.
Anna Karénina se publicó por entregas en el periódico Ruskii Véstnik (El Mensajero Ruso), casi como un folletín, entre enero de 1875 y abril de 1877. Sin embargo, no se concluyó debido a las desavenencias que Tolstói mantenía con su editor respecto al final de la historia. La primera edición completa en forma de libro salió a la luz en 1878. El escritor ruso empezó a pergeñar la novela en 1870, al menos las principales líneas argumentales, que al parecer comentó incluso con su esposa. Sin embargo, diversos proyectos le impidieron dedicarse a ella y no fue hasta 1873 cuando comenzó a escribirla. Se cree que el personaje de Anna está inspirado en la hija mayor de Aleksandr Pushkin. La conoció en una cena y a partir de ese momento Tolstói comenzó a leer la obra de su padre. Parece ser que el origen de la obra fue un fragmento de Pushkin: "Los invitados se reunieron en la casa de campo". Tolstói valoró el hecho de empezar una obra sin necesidad de más explicaciones, y así enfocó Anna Karénina. Entusiasmado, le comentó a un amigo que tardaría en escribirla dos semanas. El trabajó, finalmente, se prolongó durante varios años.
Tolstói, autor también de la no menos abrumadora Guerra y paz, retrata en Anna Karénina la sociedad rusa de su tiempo, con una crítica feroz hacia la hipócrita aristocracia de la Rusia zarista. Estructurada en ocho partes, tres parejas sostienen el entramado coral de la monumental obra: Anna-Vronski, Levin-Kitty y Dara Aleksándrovna-Oblonski, con Karenin sobrevolando la acción. Tal y como afirma Víctor Gallego en la introducción, "Anna Karénina no es la historia de un adulterio, la exposición de un destino truncado por los vaivenes de la vida y las condiciones sociales de una determinada época, sino una fábula sobre la búsqueda de la felicidad".

Todas las familias felices se parecen; las desdichadas lo son cada una a su modo.
Todo estaba patas arriba en casa de los Oblonski. Enterada de que su marido tenía una relación con la antigua institutriz francesa de sus hijos, le había anunciado que no podía seguir viviendo con él bajo el mismo techo. Esa situación, que se prolongaba ya por tres días, era dolorosa no sólo para el matrimonio, sino también para los demás miembros de la familia y la servidumbre. Tanto unos como otros se daban cuenta de que no tenía sentido que siguieran viviendo juntos, que los huéspedes ocasionales de cualquier pensión tenían más cosas en común que cuantos habitaban esa casa.

Tolstói, Lev N., Anna Karénina [Anna Karenina], Alba, Barcelona, 2010. Traducción e introducción de Víctor Gallego. Cartoné con sobrecubierta, 1.008 páginas.