domingo, 29 de mayo de 2011

Por fin, ¡la Feria del Libro!


Se celebra en Madrid estos días (desde el 27 de mayo hasta el 12 de junio) uno de los acontecimientos culturales más agradables del año: la Feria del Libro, cita ineludible para editores, libreros, autores, lectores y gentes de paso. El Paseo de Coches del Parque del Retiro acoge en esta edición, la septuagésima, trescientas cuarenta y nueve casetas de librerías, editoriales, distribuidores y organismos institucionales. En un espacio habitualmente ocupado por patinadores, bicicleteros, runners, paseadores de perros y paseantes varios, la organización instala dos hileras de casetas a ambos lados del paseo, flanqueados por unos espléndidos magnolios que por estas fechas comienzan siempre a florecer. Sin duda son los fines de semana los que concitan mayor número de visitantes, pues son los sábados y los domingos los días en que los autores firman sus obras y los lectores, cazadores de autógrafos y buscadores de fotos acuden en tropel. (La Feria suele tener también otros visitantes habituales: feroces chubascos primaverales, acompañados con frecuencia de aparato eléctrico y granizo).


La bibliotecaria de Redfield Hall espera siempre estas fechas con emocionada impaciencia y, a pesar de sus innúmeras y agradables obligaciones, siempre encuentra tiempo para acudir a la cita anual. ¡Cuán delicioso resulta volver a ver a los viejos amigos de las letras y dar la bienvenida a otros nuevos tras un año en las oscuras labores del estudio literario!
Durante su paseo por la Feria este fin de semana, la bibliotecaria ha adquirido varias obras que presumiblemente contarán con su puntual reseña en este ameno foro: Una temporada para silbar, de Ivan Doig (Libros del Asteroide), El juego de las nubes, de J. W. Goethe (Nórdica), Tratado de la vida elegante, de Honoré de Balzac (Impedimenta), Precioso día para la boda, de Julia Strachey (Periférica), Los niños de los bellos días, de Eduard von Keyserling (Nocturna Ediciones) y Belleza y verdad, de John Keats (Pre-Textos).

domingo, 15 de mayo de 2011

Meg, Jo, Beth y Amy


Hace apenas unos días hemos sabido que la legendaria editorial Molino acaba de publicar, en su colección Inolvidables, la novela Mujercitas, de Louisa May Alcott (1832-1888). Esta obra, que la autora escribió en 1868 por encargo de sus editores y que se convirtió en un best seller en cuanto vio la luz, es un clásico que han leído varias generaciones de jóvenes en diferentes épocas de sus vidas. En realidad, y desafortunadamente, la crítica nunca le ha otorgado la visibilidad que merece. Defenestrada en ocasiones, tildada como machista o cursi en otras, y nunca lo suficientemente alabada, lo cierto es que Mujercitas siempre se ha contemplado desde una perspectiva de lectura juvenil que no ha hecho sino empobrecer la trayectoria de su autora, relegándola a una posición injusta en el ámbito de las letras.
En el año 2004, la editorial Lumen publicó una edición ejemplar de la novela, en nueva traducción (a cargo de Gloria Méndez) y por primera vez en su versión íntegra, tal y como la concibió Louisa May Alcott. Hasta ese momento, las ediciones que se manejaban estaban edulcoradas, eran versiones censuradas y recortadas. En 1880, los editores de la señora Alcott eliminaron capítulos enteros, dulcificaron términos y mutilaron muchas reflexiones y pensamientos de la narradora. Quisieron adecuarlo al gusto femenino de la época y no dudaron en recortar cualquier párrafo que abundara en cierta denuncia social. Incluso eliminaron sin contemplaciones el último capítulo (las lectoras españolas concluían la lectura con el matrimonio de Jo y el profesor Bhaer), titulado "La cosecha", en el que se cuenta la vida de casada de Jo y las hermanas March reflexionan sobre sus vidas y sus sueños. La edición de Lumen, por tanto, recupera ese último capítulo, las observaciones críticas que Jo hace del mundo editorial, las referencias literarias (por ejemplo, a Charles Dickens), las bromas sobre el carácter masculino de Jo o el desencanto de Meg en los principios de su matrimonio. También se incluyen en la novela las preciosas ilustraciones originales de la primera edición de Mujercitas, a cargo de Frank T. Merrill, y seis capítulos nuevos que Louisa May Alcott escribió en 1869, en respuesta a las miles de cartas de lectores que recibió interesados en saber qué ocurría con las vidas futuras de las jóvenes hermanas March.
Mujercitas, que supuso toda una revolución para la época, ha sido una lectura que ha marcado a miles de lectores y que ha influido en carreras literarias de autoras de la talla de Joyce Carol Oates o Simone de Beauvoir, que no dudó en afirmar que "hay un libro en el que creí ver reflejado mi futuro: Mujercitas, de Louisa May Alcott... Yo quería a toda costa ser Jo, la intelectual. Compartía con ella el rechazo a las tareas domésticas y el amor por los libros. Jo escribía, y para imitarla empecé mis primeros cuentos cortos". En efecto, parece que todas las jóvenes lectoras han querido ser Jo en algún momento de su adolescencia.


Dado que a los lectores les gusta saber cómo son los personajes, haremos un inciso para describir a las cuatro hermanas, que tejen en la penumbra de una tarde de diciembre, mientras fuera la nieve cae mansa y en el interior crepita alegremente el fuego del hogar. La sala de estar era acogedora, a pesar de la alfombra de colores desvaídos y el sencillo mobiliario, pues las paredes estaban decoradas con unos cuantos cuadros de calidad, los estantes rebosaban de libros, en las ventanas asomaban crisantemos y eléboros y se respiraba un ambiente de paz hogareña. Margaret, la mayor de las cuatro, contaba dieciséis años, era una joven muy hermosa... [...] En cuanto al carácter de las cuatro hermanas, dejaremos que el lector lo vaya descubriendo por sí mismo.


Alcott, Louisa May, Mujercitas [Little Woman], Lumen, Barcelona, 2004. Prólogo y traducción de Gloria Méndez. Cartoné con sobrecubierta, 766 páginas.

domingo, 8 de mayo de 2011

Libros como cine


Antiguamente, los libros se promocionaban en los anuncios por palabras de los periódicos, luego se compraron páginas completas de publicidad, se hicieron cuñas de radio o se realizaron spots para la televisión. Las nuevas tecnologías permiten ofrecer breves avances de las obras literarias y, al tiempo, permiten a los editores confeccionar pequeñas piezas de arte audiovisual. No todas las editoriales se han percatado de las posibilidades y la gran importancia de los book trailers; sólo los más innovadores han empezado a recorrer este camino, y aunque apenas llevan un par de años elaborando estas breves joyas de la publicidad literaria, ya han ofrecido magníficas muestras de su capacidad artística e imaginativa.





domingo, 1 de mayo de 2011

«Se juega, se gana. Se juega, se pierde. Se juega»


La bibliotecaria de Redfield Hall se disculpa ante sus corresponsales y amigos por la tardanza en volver a las tareas cotidianas de su biblioteca, debido a que ha estado ocupada ordenando y leyendo las nuevas adquisiciones que con motivo del día de Sant Jordi y La Noche de los Libros han llegado a su institución. Entre estas obras, la mayoría de ellas regalos de amigos queridos o compradas gracias a sus recomendaciones, destaca La pasión, de Jeanette Winterson, que ya ha encontrado su lugar en una de las nobles estanterías de Redfield.
Jeanette Winterson (Manchester, 1959) es una de las voces más importantes de la literatura anglosajona contemporánea y ha sido comparada incluso con Virginia Woolf. En España, las editoriales Salamandra y Anagrama han publicado un par de obras suyas, pero es Lumen la que se ha dedicado por completo a ella, con la creación en 2005 de una colección denominada «Biblioteca Jeanette Winterson» que inauguró con La niña del faro. A esta novela le siguieron —además de La pasiónEspejismos y Planeta azul.
La pasión, publicada originalmente en 1986, relata con una prosa limpia, sensual y descarnada las vidas y el encuentro de dos personas: un joven campesino francés, Henri, que está al servicio de Napoleón y Villanelle, una muchacha veneciana de pelo rojizo y pies deformes a la que venden al ejército francés como prostituta. Dos personajes opuestos con pasiones opuestas que se unen para desertar de las tropas napoleónicas, con la guerra de por medio, mientras éstas intentan conquistar Moscú. Winterson, en una magnífica reflexión sobre el amor, la pasión y la muerte, enlaza las peripecias de ambos antes de encontrarse, y también después, uniendo diferentes historias, casi lo único que les queda a los protagonistas, que han asumido su existencia como si de una especie de juego se tratara, en el que se puede perder o ganar, pero en el cual siempre hay que apostar.
Como habitualmente sucede con los libros de Lumen, la edición está cuidadísima y merece una mención especial la esmerada traducción a cargo de Elena Rius (personalmente, a esta bibliotecaria le encantó ver su nombre en los créditos).

¿Cómo es que un día la vida es plácida y estamos satisfechos, un poco cínicos, tal vez, pero nada más, y al día siguiente descubrimos que el suelo firme era una trampa y nos encontramos en otro lugar cuya geografía es incierta y las costumbres extrañas? Los viajeros, al menos, pueden elegir. Los que se hacen a la mar saben que las cosas no serán como en casa. Los exploradores están preparados. Para nosotros, los que viajamos por los vasos sanguíneos, los que llegamos por azar a las ciudades interiores, no hay preparación. [...] En algún lugar entre el pantano y las montañas, entre el miedo y el sexo, entre Dios y el Diablo está la pasión y el modo de llegar a ella es súbito, y el regreso es peor.


Winterson, Jeanette, La pasión [The Passion], Lumen, Barcelona, 2007. Traducción de Elena Rius. Cartoné con sobrecubierta, 224 páginas.