jueves, 12 de noviembre de 2009

Laurel vuelve a casa


Eudora Welty (1909-2001) ganó el Premio Pulitzer en 1973 con esta novela, La hija del optimista, inédita hasta ahora en español, inexplicablemente. Impedimenta la publica en una cuidadísima edición, como acostumbra. A los detalles de siempre -exquisito diseño, excelente papel- se añade esta vez un precioso marcapáginas con la ilustración de cubierta.
La hija del optimista narra la historia de Laurel McKelva, una viuda de mediana edad que regresa a su ciudad natal con el fin de visitar a su padre enfermo, un juez ya retirado. En la casa familiar, en Mount Salus (Mississippi), vigilada de cerca por Fay, la segunda y joven esposa de su progenitor, Laurel se enfrenta a sus recuerdos de juventud y a los fantasmas del pasado. En el característico estilo adusto de la señora Welty, el lector disfrutará especialmente con los magníficos diálogos y la distintiva ambientación de las novelas sureñas.
Eudora Welty nació en Jackson, Mississippi, y allí residió prácticamente durante toda su vida, en una casa que sus padres construyeron y que en la actualidad acoge la Fundación Eudora Welty. Dedicada en principio a la fotografía, en los años cincuenta abandonó esta actividad para entregarse plenamente a la literatura. En 1936 publicó su primer cuento, Death of a Traveling Salesman. La escritora Katherine Anne Porter se fijó en él y se encargó del prefacio en su primer libro de cuentos, Una cortina de follaje (1941). Con su publicación, Eudora Welty se convirtió en una de las más aclamadas escritoras estadounidenses y su consagración como tal llegó con La hija del optimista. La editorial Lumen ha publicado sus Cuentos este año, en el que se conmemora el centenario del nacimiento de la escritora.

Desde la ventana de las escaleras pudo ver que las ramas del manzano silvestre se habían apresurado a verdear, todas salvo una, que estaba todavía cargada de flores. Ya habían quitado del salón las últimas flores del funeral: los tulipanes, que habían estado preciosos hasta que se les cayó el último pétalo. Sobre la chimenea pintada de blanco estaba el reloj: allí resistían, en sus respectivas posiciones alrededor de la esfera, las grullas en su círculo de luna, el mendigo con su linterna, el poeta en su catarata...

Welty, Eudora, La hija del optimista [The Optimist's Daughter], Impedimenta, Madrid, 2009. Prólogo de Félix Romeo, traducción de José C. Vales. Rústica con sobrecubierta, 232 páginas.