lunes, 6 de diciembre de 2010

Miranda, Irma, Marion y la señorita McCraw


Hanging Rock es una espectacular formación geológica de origen volcánico que se encuentra en el estado de Victoria, en Australia, en las llanuras cercanas al monte Macedon. Sus monolitos, agujeros y cuevas sin fondo son excepcionales y han suscitado desde siempre la atención de los geólogos. La escritora australiana Joan Lindsay (1896-1984) situó en este extraordinario paraje su no menos extraordinaria novela: Picnic en Hanging Rock, publicada en 1967.
Picnic en Hanging Rock narra la extraña desaparición de tres niñas y una profesora en este lugar. El día de San Valentín del año 1900, un grupo de alumnas del distinguido colegio Appleyard, cercano a la Roca, se disponen a celebrar un picnic en Hanging Rock. La perspectiva de pasar un día al aire libre, lejos de las estrictas normas que impone la directora del colegio, hace que las jóvenes se sientan con un espíritu de total libertad. Tras un tranquilo viaje, llegan a Hanging Rock, donde disfrutan de una merecida jornada de descanso. Rozando la hora de marcharse, varias niñas se aventuran hasta la Roca para ver de cerca sus formaciones. En ese instante se desencadena la tragedia, y con ella una sucesión de hechos de todo punto extraordinarios.
La señora Lindsay pertenecía a una de las familias más prominentes de Australia. Cuando publicó Picnic en Hanging Rock ya gozaba de cierto prestigio como escritora, pero éste fue el libro que la catapultó a la fama. Parte del éxito de la novela se debió a que nunca se ha sabido si los hechos narrados eran reales o fruto de su imaginación. Nunca lo desveló. La novela fue adaptada al cine en 1975 por el director australiano Peter Weir y pronto se convirtió en una película de culto, al igual que Hanging Rock, lugar de peregrinación de miles de fans de esta intrigante historia.
La editorial Impedimenta saca a la luz este clásico de la literatura anglosajona, inédito hasta ahora en castellano, en una esmeradísima traducción de Pilar Adón (con unas acertadas notas a pie de página) y con el cuidado y mimo habituales marca de la casa.

Todos estuvieron de acuerdo en que el día era perfecto para ir de picnic a Hanging Rock. La brillante mañana de verano había amanecido cálida y tranquila. Durante el desayuno, procedentes de los nísperos que daban a las ventanas del corredor, se escuchaban los estridentes cantos de las cigarras y el zumbido de las abejas que revoloteaban sobre los pensamientos que bordeaban el camino. Las enormes dalias habían florecido y se derramaban sobre los parterres, inmaculados, y el césped, bien cortado, perdía poco a poco su humedad bajo el sol ascendente. El jardinero estaba regando ya las hortensias, aún a la sombra del ala en que se situaba la cocina, en la parte trasera del colegio. Las alumnas del colegio Appleyard para señoritas se habían despertado a las seis de la mañana...

Lindsay, Joan, Picnic en Hanging Rock [Picnic at Hanging Rock], Impedimenta, Madrid, 2010. Introducción de Miguel Cane. Traducción de Pilar Adón. Rústica con sobrecubierta, 318 páginas.

5 comentarios:

  1. Me gustó la película, aunque es de esas que te dejan cierto mal cuerpo, por la atmósfera tan inquietante que crea.
    Por cierto, preciosa la cubierta del libro de la exposición de Shelley & Co. Y muy bonita la foto de los bulbos. En cuanto pasa la Navidad, suelo comprar algún bulbo de jacinto, para que florezca en febrero, una primera señal de la primavera.

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  2. Belén, como siempre, excelente tu entrada de hoy. Una delicia. Te agradecemos desde la editorial tu magnífica crítica. Daremos la noticia a tus lectores y lectoras de que publicamos la segunda edición ya. Es gracias a seguidoras como tú, que hacen que no sea necesario nada más.

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  3. Elena, yo no he visto la película, espero verla pronto. El libro también transmite un ambiente inquietante, pero no de los que dejan mal cuerpo. Te lo recomiendo: a mí me ha encantado. ¡Yo también suelo comprar bulbos después de Navidad!

    Enrique: lo que es una delicia es la novela. Y gracias a editores como tú sobrevivimos lectores como yo, así que gracias a ti, as usual. ¡La segunda edición... genial!

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  4. Es curioso que aparezca esta entrada. No había oido hablar de esta novela hasta hace una semana en que por casualidad apareción un comentario sobre ella en algún sitio (no recuerdo cual, la verdad), me puse a indagar y vi que fue una obra muy admirada y que sigue siendo muy leida. El argumento me pareció sorprendente. Fui a buscarla en inglés y la metí en la Wishlist de la pagina donde encargo los libros. Por tu culpa ahora mismo la saco de alli y la encargo. Está claro que si aparece varias veces (¿Puede ser en el blog de Pablo Chul donde he leido tambien una referencia indirecta a ella hace poco?... no se) es que tengo que leerla. Parece muy interesante.
    No sabía que la habían publicado en español. Impedimenta se está esmerando. El volumen de "Las batallas perdidas" de Eudora Welthy es también una maravilla.
    Por cierto coincido en que el cartel de la exposición de Shelley es para matar por él.

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  5. Óscar, has hecho muy bien en pedir 'Picnic...' en español, porque la traducción es excelente; y merece la pena leer el libro, es interesantísimo. Seguramente has oído (o leído) comentarios sobre la novela porque acaba de publicarse (justo la semana pasada se presentó en Madrid en la librería Tipos Infames).
    Tengo sobre la mesa, pendiente de leer, 'Las batallas perdidas'... Sí leí, también en Impedimenta, 'La hija del optimista', de Eudora Welty, muy recomendable.
    El cartel de Shelley es magnífico. Cuando pase la noticia al Noticiero, pondré un vídeo estupendo sobre la exposición.
    Saludos bibliotecarios, Óscar.

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