domingo, 31 de octubre de 2010

Crónica del primer misterio


En el año 2010 las mesas de novedades de las librerías están repletas de novelas policiacas actuales, algunas urdidas y tramadas con más o menos fortuna y otras, la mayoría, de manera simplona y rácana. Por suerte para el lector avezado e inteligente (cualidades que suelen ignorar las editoriales en la actualidad), estas novelas coexisten en esa misma mesa con obras clásicas del género. La bibliotecaria de Redfield Hall recomienda encarecidamente escoger una de estas últimas si se desea disfrutar de una excelente lectura.
El poeta, dramaturgo y crítico literario T. S. Eliot (1888-1965) definió La Piedra Lunar como «la primera y la mejor de las modernas novelas detectivescas de Inglaterra». Wilkie Collins (1824-1889) la escribió en 1868 y se publicó inicialmente como una serie en la revista All the Year Round, fundada y dirigida por Charles Dickens, íntimo amigo del autor. Considerada unánimemente por la crítica como la precursora de la novela de misterio, La Piedra Lunar maneja recursos que después se convirtieron en arquetipos del género: varios sospechosos, personajes presentes en el lugar del crimen que participan en la investigación o el método de deducción para descifrar la trama. Formalmente, Wilkie Collins da voz en la novela a diferentes personajes y así los hechos se narran desde distintos (y a veces dispares) puntos de vista, mediante epístolas, diarios y el relato directo de los testigos.
La Piedra Lunar es un diamante de valor incalculable que una hermosa joven adinerada de la sociedad victoriana, Rachel Verinder, recibe como regalo en su décimo octavo cumpleaños. Procedente de la India, el diamante ha sido robado años antes por un corrupto oficial inglés que prestaba servicio en ese país. Tres hindúes siguen los pasos de la joya, de gran significación religiosa. Durante la celebración del aniversario de la joven, la Piedra Lunar desaparece. Y comienza el misterio.
La editorial Verticales de Bolsillo recupera esta obra maestra en una nueva y ajustada traducción que solventa errores que circulaban en versiones anteriores y completa con este título su Biblioteca Wilkie Collins, en la que también figuran Armadale, La dama de blanco, Las hojas caídas y La túnica negra.

—Hay varios hechos que deberían relatarse —continuó el señor Franklin—, y contamos con algunas personas que estuvieron implicadas en los mismos y están en condiciones de referirlos. Partiendo de esta circunstancia, la idea es que cada uno de nosotros escriba la historia de la Piedra Lunar; cada cual debe hacerlo separadamente de los demás y debe llegar en la historia tan lejos como le permita su propia experiencia, pero no más allá. Deberíamos comenzar el trabajo mostrando cómo llegó el diamante a manos de mi tío Herncastle, mientras estaba sirviendo en la India, hace cincuenta años. En realidad, ya disponemos de este relato preliminar, puesto que aparece narrado en una vieja carta familiar; en ese documento se ofrecen todos los detalles del caso, narrados con la autoridad de quien fue testigo ocular.

Collins, Wilkie, La Piedra Lunar [The Mooonstone], Verticales de Bolsillo, Barcelona, 2009. Traducción de José C. Vales. Rústica, 664 páginas.

2 comentarios:

  1. Me algero de que por fin circule una nueva traducción de "La piedra lunar". La anterior dejaba bastante que desear. Haces bien en recomendar la vuelta a los clásicos, que andamos todos un poco hartos de escandinavos.
    Y felicidades por tu noticiario, es mi sección preferida de tu blog (conste que todo me gusta). A ver si el Ministerio se comporta y se decide a restaurar la Biblioteca Nacional.

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  2. ¡Volver a los clásicos siempre es una excelente opción!
    Gracias por lo del Noticiero. Iré informando sobre la Nacional.

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