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Penelope Fitzgerald (1916-2000) era la hija de uno de los editores de Punch, Edmund Knox. Su fina ironía y su sentido del humor parece heredado directamente de esta revista. Con La librería quedó finalista del Booker Prize en 1978, premio que consiguió finalmente con su siguiente novela, A la deriva. Considerada una de las figuras más representativas de la narrativa británica (A. S. Byatt dijo de ella que era «la más privilegiada heredera de Jane Austen por su precisión y su inventiva»), sus lectores estamos de suerte, porque Impedimenta publicará próximamente otra de sus novelas: El comienzo de la primavera.
—Dicen por ahí que está usted a punto de abrir una librería. Eso significa que no le importa enfrentarse a cosas inverosímiles.
[...]
—¿Por qué cree que abrir una librería es inverosímil? —le gritó al viento—. ¿La gente de Hardborough no quiere comprar libros?
—Han perdido el deseo por las cosas raras. Se venden más arenques ahumados, por ejemplo, que truchas, que están medio ahumadas y tienen un sabor más delicado. Y no me diga usted que los libros no constituyen una rareza en sí mismos.
Fitzgerald, Penelope, La librería [The Bookshop], Impedimenta, Madrid, 2010. Traducción de Ana Bustelo. Rústica con sobrecubierta, 190 páginas.