
Las señoritas de escasos medios está ambientada en Londres, durante la complicada primavera y el triste verano de 1945, en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, cuando la capital inglesa no pasaba por su mejor momento y «toda la gente buena era pobre». En el club May of Teck, en Kensington, residen muchachas sin dinero y solteras que se buscan la vida como buenamente pueden para sobrevivir a los rigores y angustias de la época. Sin embargo, hasta en los momentos más oscuros puede surgir la alegría y estas señoritas, con un futuro más bien incierto, quieren disfrutar de la vida. El hilo conductor de la novela es Nicholas Farringdon, un aprendiz de escritor cuya editora, Jane Wright, reside precisamente en May of Teck. Cuando el joven autor conoce a estas señoritas cae rendido ante ellas (y ellas ante él) y de su mano se van desgranando las personalidades y circunstancias de cada una. La galería de muchachas que retrata Muriel Spark es sencillamente deliciosa. Las chicas del May of Teck sabían, ante todo, «cómo aprovechar el tiempo», y así, a lo largo de la novela, nos muestran sus vaivenes sentimentales y profesionales (sus principales preocupaciones son el amor y el dinero, por este orden) y sus anhelos sociales.
Muriel Spark, con un estilo narrativo irónico y en ocasiones despiadado, traza la historia agridulce de una época terrible, empleándose en la mejor de las tradiciones de la novelística inglesa.
Desde la Biblioteca de Redfield Hall esperamos que más editoriales se sumen al rescate de este gran nombre de la literatura británica, especialmente en su faceta de autora de no ficción, donde destaca con varias obras sobre Mary Shelley y las hermanas Brontë.
Toda la buena gente era pobre, pero había pocas personas tan decentes, en cuanto a decencia propiamente dicha, como las chicas de Kensington que por la mañana se asomaban a la ventana para ver qué tiempo hacía o que atisbaban por la tarde el verdor del parque como pensando en los meses venideros, en el amor y sus vericuetos. Sus ojos brillaban con un entusiasmo que, pareciendo rozar la genialidad, era simple juventud. La primera norma del estatuto, redactado hacía tiempo y con la ingenuidad característica de la época eduardiana, aún se le podía aplicar a las chicas de Kensington sin apenas cambio alguno: «El club May of Teck existe para proporcionar seguridad económica y amparo social a las señoritas de escasos medios, con una edad inferior a los treinta años, que se ven obliagadas a residir lejos de sus familias por tener que desempeñar un trabajo en Londres». Como ellas mismas sabían en mayor o menor grado, por aquel entonces había pocas personas más encantadoras, ingeniosas, conmovedoramente bellas y, en ciertos casos, salvajes, que las señoritas de escasos medios.
Spark, Muriel, Las señoritas de escasos medios [The Girls of Slender Means], Madrid, Impedimenta, 2011. Traducción de Gabriela Bustelo. Rústica con sobrecubierta, 184 páginas.

Afortunadamente parece que Impedimenta persevera en traducir algunas obras de Spark. Esperemos que siga. No es comprensible el hueco que teníamos con su obra en los últimos años. Creo que es uno de los descubrimientos literarios más interesantes que he hecho en los últimos años. Divertida, rápida, precisa y muy, muy sorprendente. Aun no le he leído una novela que no merezca la pena.
ResponderEliminarUn saludo.