domingo, 10 de octubre de 2010

El ocaso victoriano en el siglo XXI


La escritora y filóloga inglesa Antonia Susan Byatt (Sheffield, 1936), Dame Commander de la Orden del Imperio Británico, es autora de varias novelas que ya han alcanzado el calificativo de «clásicas», como Posesión (1990) o Ángeles e insectos (1992). Sólo es cuestión de tiempo que su última novela, El libro de los niños (2009), se valore como tal: un clásico, una obra maestra destinada a permanecer en el tiempo y en la memoria de sus lectores.
El libro de los niños es una novela de extraordinaria belleza, erudición y emoción, de factura impecable y con una consistencia inhabitual (o inexistente) en la literatura contemporánea. La delicadeza y el gusto por los detalles, la minuciosidad y el excelente manejo de los personajes de los que hace gala A. S. Byatt resultan difíciles de igualar (e imposibles de mejorar). Ambientada en las postrimerías de la época victoriana, desde finales del siglo XIX hasta el final de la Primera Guerra Mundial, la novela traza un espléndido fresco de esos cruciales años de la mano de cuatro familias: los Wellwood de Todefright, los Wellwood de Portman Square, los Cain y los Fludd. El personaje que funciona de hilo conductor es Olive Wellwood, una afamada escritora de cuentos infantiles que reside con su marido, su hermana Violet y sus seis hijos en Todefright, una mansión campestre en la que todo gira alrededor del arte y de los preceptos de la Sociedad Fabiana. Cuando su hijo mayor, Tom, acompañado de Julian Cain, descubre a un niño escondido en las galerías del Victoria and Albert Museum (cuya gestación como museo discurre a la par que la novela), la vida de las cuatro familias cambiará. Olive le toma como protegido y Philip Warren recalará en casa de Benedict Fludd, un artista alfarero con el que trabajará de aprendiz. A partir de ese momento, el lector asistirá a las relaciones que se establecen en esas familias, con el telón de fondo de una época convulsa política y socialmente, y se deleitará con la infancia y juventud de esos niños que en sus años de madurez se enfrentarán con la brutal guerra que devastó Europa.

Dos niños observaban desde la Galería del Príncipe Consorte a un tercero que había abajo. Estaban a 19 de junio de 1895. El príncipe había muerto en 1861 y sólo había visto el inicio de su ambicioso proyecto de reunir varios museos en los que los artesanos británicos pudieran estudiar los mejores ejemplos del diseño. Su retrato, un modesto mosaico en forma de medallón, ocupaba el tímpano de un arco decorativo en el extremo de la estrecha galería que recorría la parte superior del patio sur. El patio sur estaba decorado con más mosaicos, retratos de pintores, escultores, alfareros..., el «Valhalla de Kensington». El tercer niño estaba acuclillado junto a una serie de imponentes vitrinas que exponían sus tesoros de oro y plata. Tom, el más joven de los que lo miraban desde arriba, pensó en Blancanieves dentro de su sarcófago de cristal.

Byatt, A. S., El libro de los niños [The Children's Book], Lumen, Barcelona, 2010. Traducción de Miguel Temprano García. Rústica, 958 páginas.

2 comentarios:

  1. Buena recomendación, gracias. Y muy interesante lo de las cartas del matrimonio Hughes-Plath. A ver si ese material acaba por publicarse.

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  2. Gracias a ti, Elena, por poner siempre un comentario amable. El libro es muy muy recomendable, de lo mejor que he leído últimamente.
    Respecto a Ted Hughes y Sylvia Plath, justo esta semana se ha publicado un poema inédito de él, 'Last Letter' en la revista 'New Statesman'. Se descubrió precisamente en la Biblioteca Británica y es sobre el suicidio de Sylvia Plath.

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