domingo, 20 de junio de 2010

Espíritus bibliotecarios


La palabra 'fantasma' en castellano puede significar tanto una «visión quimérica como la que se da en los sueños o en las figuraciones de la imaginación» como «la imagen de una persona muerta que, según algunos, se aparece a los vivos», entre otras definiciones que ofrece el Diccionario de la Lengua Española. En francés, de acuerdo con la entrada del Larousse, 'fantôme' significa también «el papel o cartón que se pone en el lugar de un libro retirado de un estante de biblioteca, de un documento que ha sido prestado». El libro Bibliotecas llenas de fantasmas, de Jacques Bonnet, editado por Anagrama, abunda en fantasmas de todo tipo y condición, siempre que habiten en los anaqueles de una biblioteca. Se podría decir que este exquisito opúsculo es un verdadero tratado del arte de vivir con muchos libros. El autor repasa la «existencia» de sus libros, cómo se comportan, cómo se ordenan, cómo convive con ellos o cómo cohabitan los títulos entre sí, sin dejar de lado el análisis de bibliotecas célebres, como la de Alejandría, por ejemplo.
La obra está estructurada en nueve capítulos que comienzan con una cita célebre sobre libros (ahí aparecen desde Borges a Trollope, pasando por Juliano, Diógenes o Séneca). Cada capítulo aborda diferentes cuestiones que se puede plantear un bibliómano relacionadas con la lectura, la pasión por coleccionar libros y las bibliotecas («¿teme usted que el derrumbamiento de su biblioteca lo aplaste mientras duerme?, ¿se puede poner en la misma estantería a dos autores irremediablemente reñidos en vida?»).

«¿Los ha leído todos?». No, por supuesto que no. O tal vez sí. En realidad, no lo sé. Es complicado. Hay libros que he leído y olvidado (muchos) y algunos a los que sólo he echado un vistazo rápido y de los que me acuerdo. Así pues, no todos han sido leídos pero sí hojeados, gulusmeados, sopesados. Luego el volumen puede seguir tres caminos distintos: puede ser leído inmediatamente o a corto plazo; más adelante (eso puede querer decir semanas, meses, años más tarde si las circunstancias son especialmente desfavorables y el flujo demasiado importante; a eso se llama «pilas de libros por leer»); o directamente guardado en su lugar en la estantería. [...] Un día servirán, no sé cuándo, no sé para qué, pero no están allí por casualidad.

Bonnet, Jacques, Bibliotecas llenas de fantasmas [Des bibliothèques pleines de fantômes], Anagrama, Barcelona, 2010. Traducción de David Stacey. Rústica, 144 páginas.