viernes, 11 de junio de 2010

Y en el principio, fue Coleridge


El nombre de Samuel Taylor Coleridge (1772-1834) está indisolublemente asociado a las Lyrical Ballads que publicó en 1798 junto a William Wordsworth (1770-1850). El Romanticismo y toda la literatura inglesa del siglo XIX le deben el reconocimiento de haber trazado las líneas maestras de una nueva sensibilidad.
Coleridge se crio en el seno de la Iglesia y la escuela anglicanas; a menudo se cita la anécdota romántica que refiere su huida del hogar paterno cuando tenía ocho años y que siempre consideró una hazaña, a la cual atribuía sus dolencias de adulto. Tras ingresar en el Jesus College de Cambridge, las deudas y el amor lo conducen a otros excesos románticos. A partir de su amistad con el poeta Robert Southey comienza a establecer relaciones que contribuirán a formar su decidido espíritu filosófico y poético. En 1797 comienza a pergeñar el contenido de las Baladas líricas y ese mismo año redacta la Balada del viejo marinero, que constituye una referencia ineludible en la poesía romántica europea.
La Biographia Literaria se pensó inicialmente como una serie de ensayos que respondieran a las críticas que habían recibido los textos de Coleridge. El poeta y filósofo no estaba seguro de que sus coetáneos hubieran comprendido exactamente la sustancia de sus escritos. Sin embargo, al comenzar el trabajo, Coleridge sigue un plan preciso, que consiste en explicar su obra, su filosofía y su estética a partir de determinados episodios vitales. Así, va configurando una verdadera enciclopedia del primer Romanticismo inglés, fundamental para comprender este movimiento cultural y demuestra que dicha revolución estaba más fundamentada en la teoría clásica de lo que muchos críticos imaginaban.

En el colegio contaba con la inestimable ventaja de tener un maestro muy juicioso, aunque al mismo tiempo muy severo. [...]. De él aprendí que la poesía, incluso la de las odas más elevadas y las menos pulidas, poseía una lógica propia, tan rigurosa como la de la ciencia, y más difícil que ésta, por más sutil, más compleja y dependiente de más diversas y huidizas causas. En los poetas verdaderamente grandes, decía, se puede atribuir una razón no sólo a cada palabra, sino a la posición de cada palabra.

Coleridge, Samuel Taylor, Biographia Literaria, Pre-Textos, Valencia, 2010. Traducción, prólogo y notas de Gabriel Insausti. Cartoné con sobrecubierta, 736 páginas.