Maravilloso y entrañable vídeo que parece de la prehistoria de la edición. Pero nada como un proceso tan cuidado y artesanal como ese Gracias por descubrirlo. Un saludo.
Yo aún ví a mi padre trabajar con esta moderna tecnología de la linotipia. Los linotipistas tenían un sueldo algo más elevado que el resto de oficiales porque debían conocer correctamente la ortografía; además, se les pagaba un litro de leche diario para disminuir el efecto del plomo en el aparato digestivo (una medida poco científica, me temo, pero recogida en el Convenio de Artes Gráficas) Hasta hace cuatro o cinco años conservé dos chivaletes con tipografías que finalmente regalé a un encuadernador porque necesitaba sitio en el taller: aún me arrepiento, pero no se los puedo quitar ahora. Santa Rita Rita lo que se da... Creo que mi padre conserva un componedor y un tipómetro de metal en cíceros de la marca Richard Gans, que era la buena. En fin, cosas de imprenta. Bonito vídeo. Un abrazo, estimada bibliotecaria!!
Gracias, Javier, por tu comentario y por la difusión, siempre, del post y de mi blog! Miguel, me encanta lo que cuentas. ¡Tengo que hacer una visita a tu imprenta! Abrazos.
Maravilloso y entrañable vídeo que parece de la prehistoria de la edición. Pero nada como un proceso tan cuidado y artesanal como ese Gracias por descubrirlo.
ResponderEliminarUn saludo.
Yo aún ví a mi padre trabajar con esta moderna tecnología de la linotipia. Los linotipistas tenían un sueldo algo más elevado que el resto de oficiales porque debían conocer correctamente la ortografía; además, se les pagaba un litro de leche diario para disminuir el efecto del plomo en el aparato digestivo (una medida poco científica, me temo, pero recogida en el Convenio de Artes Gráficas)
ResponderEliminarHasta hace cuatro o cinco años conservé dos chivaletes con tipografías que finalmente regalé a un encuadernador porque necesitaba sitio en el taller: aún me arrepiento, pero no se los puedo quitar ahora. Santa Rita Rita lo que se da...
Creo que mi padre conserva un componedor y un tipómetro de metal en cíceros de la marca Richard Gans, que era la buena.
En fin, cosas de imprenta.
Bonito vídeo.
Un abrazo, estimada bibliotecaria!!
Gracias, Javier, por tu comentario y por la difusión, siempre, del post y de mi blog!
ResponderEliminarMiguel, me encanta lo que cuentas. ¡Tengo que hacer una visita a tu imprenta!
Abrazos.