El viento, con sus ráfagas y torbellinos, además de empujar a los transeúntes, los cegaba, mientras todos esos papeles misteriosos que van rodando por las calles de Londres cuando se mueve el aire volaban en todas las direcciones. ¿De dónde vienen esos papeles? ¿Adónde van? Imposible saberlo. Se enredan en las aceras, rodean los árboles, se detienen en los hilos telegráficos, visitan todos los rincones, beben en todas las fuentes, se tropiezan en las empalizadas, resbalan por el césped y buscan vanamente reposo detrás de las verjas.
Nuestro común amigo
Charles Dickens (7 de febrero de 1812-9 de junio de 1870)
Me estoy cargando de obras del bueno de Charles en inglés para leer en este, su año. Comprobar si seré capaz de leerlo todo será otra cosa, pero en cualquier caso levanto mi copa por él. Que bien se lo merece.
ResponderEliminar¡Yo también levanto mi copa por Dickens, Óscar!
ResponderEliminar