domingo, 19 de febrero de 2012

La vida en una estantería

Esta bibliotecaria está segura de que a todos aquellos que participan en el proceso de edición de un libro les gustaría saber qué es de él una vez que franquea las puertas de la editorial y se queda solo ante el mundo. Ni siquiera el departamento de prensa y márketing, que suele acompañarle en su salida al exterior, puede alcanzar a saber en qué manos cae, cómo se le trata en el punto de venta o cómo reacciona el lector ante sus líneas. Conocerán, mediante elaborados estudios, en qué comunidad se vende más o menos, si lo hace en un gran almacén o en una pequeña librería, pero poco más: es imposible indagar en su peripecia vital libresca.
El escritor y crítico francés Paul Desalmand (1937) narra en Las aventuras de un libro vagabundo, su primera novela, las aventuras y desventuras que padece, sufre y goza un libro desde que inicia su recorrido nada más salir del almacén a lo largo de veinte años (acabará siendo una vida plena porque ha sido leído). El libro protagonista de esta novela nace en el mes de junio. Cuando sale de la imprenta, se encuentra en una caja junto con cuarenta y nueve compañeros más (todos idénticos) y tendrá que esperar en un almacén lleno de ratas hasta septiembre, el momento de su comercialización. Su autor (un misterio, como su título y su editor), emocionado cuando le llegaron los ejemplares justificativos, los envió rápidamente a varios periodistas culturales, para que tuvieran a bien hacer una reseña de la obra. Un prestigioso medio de comunicación elogió magníficamente el libro, pero, desgraciadamente, los libreros no estaban al tanto de esta novedad editorial y cuando los potenciales compradores quisieron adquirirlo, no estaba disponible. Así que nuestro pobre libro nace casi muerto (como novedad), pero a partir de ese momento comienza para él una entretenida y azarosa vida recalando en diferentes librerías, con muy diversos libreros, bibliotecas, medios de transporte y, sobre todo, en manos de muchos lectores (aunque no siempre con buenas intenciones, de hecho, en una ocasión están a punto de quemarlo). En las primeras librerías es feliz y comparte confidencias nocturnas con compañeros tan valiosos como Anna Karénina o Madame Bovary. Su primer comprador es un anciano con pata de palo que lo atesora con gran cariño, pero cuando fallece, sus herederos deciden vender su maravillosa biblioteca y nuestro libro acaba en una librería de viejo. Charlar con Maupassant, Schopenhauer o Zola es una experiencia nueva que disfruta con fruición, pero pronto cae en manos de una lectora que lo llevará a Irán. Y después volverá a París, y después se irá con un vagabundo, y después con su lectora preferida (¡lee desnuda!), y después recalará en otra librería, y después en un puesto, y después vivirá con un taxista que tiene en su taxi una biblioteca ambulante, y después se tendrá que ir a una biblioteca municipal, y después... y después... ¿Acabará en la guillotina?
Las aventuras de un libro vagabundo es una deliciosa novela sobre libros y sobre el poder que ejercen en sus lectores. Un viaje apasionante por la vida de un volumen elegante, vagabundo, filósofo, que conoce el amor y la amistad y los recovecos del mundo editorial a través de una existencia plena y feliz, aunque llena de riesgos. Como dice su autor: "Sólo hay dos cosas que pueden cambiar realmente a un ser humano: un gran amor y la lectura de un gran libro".

Nací el 17 de junio de 1983, a las 16.37, en la imprenta de La Manutention, en Mayenne. Formato: 16,5 centímetros x 12,5 centímetros. Peso: 230 gramos. Número de páginas: 224. Tipografía: Garamond. Cuerpo: 12. Tipo de papel: papel volumen de 90 gramos. Seis dibujos de Jean Mulatier. Tirada: 800 ejemplares numerados de 1 a 800, y veinte ejemplares sobre papel japón numerados de I a XX con la ilustración de cubierta y grabados originales de Marc Pessin. Y varias erratas, como cualquier edición original que se precie. De hecho, mi autor decía haberlas añadido adrede. Casi ningún espacio en blanco. No una edición de lujo, pero sí mucho más cuidada que las habituales en rústica. En el lomo tengo una gran cicatriz. Mi cubierta está muy lograda.

Desalmand, Paul, Las aventuras de un libro vagabundo [Le Pilon], Destino, Barcelona, 2010. Traducción de Palmira Feixas. Rústica, 192 páginas.

(Nota: esta bibliotecaria conoció la existencia de este libro gracias a CDA y sus historias mínimas. Toda la gratitud desde aquí por tan maravillosa lectura).

martes, 7 de febrero de 2012

El día de Charles Dickens



El viento, con sus ráfagas y torbellinos, además de empujar a los transeúntes, los cegaba, mientras todos esos papeles misteriosos que van rodando por las calles de Londres cuando se mueve el aire volaban en todas las direcciones. ¿De dónde vienen esos papeles? ¿Adónde van? Imposible saberlo. Se enredan en las aceras, rodean los árboles, se detienen en los hilos telegráficos, visitan todos los rincones, beben en todas las fuentes, se tropiezan en las empalizadas, resbalan por el césped y buscan vanamente reposo detrás de las verjas.
Nuestro común amigo

Charles Dickens (7 de febrero de 1812-9 de junio de 1870)