domingo, 13 de noviembre de 2011

Compañeros de fatigas literarias

Los editores de Errata naturae se llaman Rubén Hernández e Irene Antón. Rubén e Irene son muy modestos. En la contraportada de una de sus más recientes novedades, Perros, gatos y lémures. Los escritores y sus animales, señalan que tuvieron "una ocurrencia" cuando les propusieron a algunos autores españoles que se acercaran al mundo de los animales y escribieran sobre ellos. Una 'ocurrencia' es, según el DRAE, una "idea inesperada, pensamiento, dicho agudo u original que ocurre a la imaginación". Y aunque este proyecto participa de lo anterior, lo que tuvieron los editores de Errata naturae fue una idea fabulosa que se ha materializado en un maravilloso, delicado y precioso libro que se convertirá, sin ninguna duda, en uno de los títulos imprescindibles de esta temporada.
Once son los autores que han participado en la elaboración de esta obra coral, todos ellos de muy distinta procedencia y estilos y de generaciones variadas. Algunos escriben de sus propias mascotas y otros lo hacen de animalillos ajenos que ya han alcanzado hasta un cierto estatus literario. Hay relatos divertidos, otros tiernos, algunos muy personales, un par de ellos estremecedores, y todos rezuman literatura y buen hacer. Por las páginas de este libro desfilan, ladran y maullan una galería de animales ciertamente singular. Antón Castro nos habla del perro más querido de lord Byron, Boatswain, a quien dedicó un hermoso epitafio ("Aquí reposan / los restos de una criatura / que fue bella sin vanidad, / fuerte sin insolencia, / valiente sin ferocidad, / y tuvo todas las virtudes del hombre / y ninguno de sus defectos") y mandó construir una tumba especial en la mansión familiar de Newstead Abbey. Carlos Pardo escribe sobre Ariel, un perro que apenas cabía en una mano cuyo amo era Jules Laforgue. Pilar Adón dedica sus páginas a Virginia Woolf y a Elizabeth Barrett Browning, y a Shag, y a Pinka, y al perrito más literario que existe: Flush. Decía Virginia Woolf sobre su relación con Pinka cuando ésta murió: "Ocho años compartidos con un perro tienen que significar algo. Supongo... ¿Es una parte de nuestra vida lo que está enterrado en el jardín? Esos ocho años en Londres, nuestros paseos, un fragmento de nuestra vida privada... ¿es eso lo que ha desaparecido?". José Carlos Llop escribe sobre los lémures y hurones (el más british era el llamado La Rosa de Inglaterra) de Cyril Conelly; Soledad Puértolas sobre sus perros Moss, Coti y Lura, y recuerda a la perra Tulip de J. R. Ackerley. Marta Sanz se entrega a sus gatos en dos pequeños relatos: "Gatos" y "La gata cautiva". El primero de ellos, en el que narra la muerte de dos de sus mininos, es tierno y sobrecogedor. (Esta bibliotecaria ha sufrido con Marta en todas sus líneas, especialmente cuando dice: "Me sentiré culpable de no haber acariciado a mi gato hasta el último momento"). Ignacio Martínez de Pisón habla de Mateo, su perro cantante. Con el corazón en un puño leemos el cuento que Andrés Trapiello dedica a su perra Mora, que esperó a sus amos para morir y les hizo entrega de su muerte como su más preciado don. El recientemente fallecido Félix Romeo (a quien está dedicado el libro) nos muestra el variado zoológico de los Bowles; Berta Marsé escribe sobre Charlie y Diótima, el perro y la gata de Truman Capote; y Andrés Ibáñez recuerda a Teodoro W. Adorno, el gato de Julio Cortázar. Cierran el volumen dos índices: uno sobre los protagonistas del libro y otro sobre los escritores que han participado en él. En un precioso colofón los editores rinden un pequeño homenaje a los perros y gatos de ellos y de sus colaboradores. Falta en la recensión el último fichaje de Errata naturae, una preciosa perrita llamada Zola (por Monsieur Émile) que acaba de llegar a la editorial.
Perros, gatos y lémures es una lectura deliciosa. Los editores de Errata naturae han demostrado su oficio sobradamente (en realidad, lo llevan haciendo desde que en 2008 montaron la editorial) ideando este libro, al que fácilmente cabe imaginar una segunda parte. En ella podrían estar, por ejemplo, las mascotas de dos Emilys: Keeper, que acompañaba a Emily Brontë en sus paseos por los páramos; y Carlo, el terranova con el que Emily Dickinson paseaba por el jardín de su casa. Emily Dickinson señaló siempre que los perros son mejores que las personas, "they know --but do not tell".

Colección de perros, gatos y sus escritores


Daphne du Maurier
George Bernard Shaw
Jack Kerouac
Jean-Paul Sartre
John Cheever y Flora
Leonard Woolf y Pinka
Truman Capote
Virginia Woolf y Vita Sackville-West

Gala (23/4/98-27/7/08), compañero de fatigas de esta bibliotecaria


14 comentarios:

  1. Querida bibliotecaria:
    ¿Es usted consciente de que a algunos no nos da la vida para leernos todas las delicias que usted nos propone y además trabajar? Pero no puedo desengancharme, oiga, sigo acudiendo a su biblioteca tooodos los días. Uno más para la carta a los Reyes...
    Gracias.

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  2. ¡Qué guapa, Gala! En cuanto a las fotos de escritores y sus mascotas, si se me permite esa frivolidad diré que Jack Kerouac resulta casi tan guapo como su gato, o viceversa, no sabe una con cuál quedarse. En cambio, si he de elegir entre Sarte y su gato, me quedo decididamente con este último.

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  3. Por cierto, que acabo de fijarme en que Gala nació el Día del Libro. Of course...

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  4. La bibliotecaria de Redfield Hall13 de noviembre de 2011, 21:16

    Judith, querida, me encanta que te pasees por aquí todos los días... Of course, Gala nació el Día del Libro, como no podía ser de otra manera. Verás en la foto que le encantaban las maquetas... Cómprate el libro, precisamente a ti te va a chiflar.

    Elena, ja, ja, permitidas todas las frivolidades, faltaría más. Opino como tú, además! (Los que están completamente mimetizados son Leonard Woolf y Pinka, por cierto). Y sí, Gala era guapísimo. Aunque tenía nombre de chica (por La Galatea, de Cervantes), el veterinario pronto descubrió que se trataba de un recio gatón (y ya tenía el nombre puesto...).

    Abrazos!

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  5. A mí este libro me hizo llorar. Y hacía que no lloraba desde la muerte del caballo de Stephen en "El pozo de la soledad". Lloré con Trapiello y su emocionante relato de la muerte de su perra. Y me emocionó profundamente el relato que Pilar Adón creó a partir de mi amada y adorada Virginia Woolf.
    Me encanta tu reseña, como me encanta todo tu blog. Este es el primer comentario que hago, pero no es ni mucho menos la primera vez que te visito. Ni serán los últimos, desde luego.
    Y, a riesgo de quedar como una misántropa enfermiza, estoy muy de acuerdo con Dickinson.

    Un abrazo, bibliotecaria.

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  6. La bibliotecaria de Redfield Hall14 de noviembre de 2011, 21:11

    Querida Ainize: gracias por tus palabras. Yo he llorado con el libro como una Magdalena, sobre todo con el primer cuento de Marta Sanz y con el de Andrés Trapiello. Y opino lo mismo que tú del relato de mi amiga Pilar Adón, que además me regaló el libro. A mí también me encantan Tus dedos con tu tinta.
    Yo, como en otras muchas cosas, estoy de acuerdo con la gran Emily Dickinson.
    Un abrazo!

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  7. Querida Ainize, muchas gracias por tu comentario, y enhorabuena por "Granite & Rainbow". No sé si conocerás el blog http://bloggingwoolf.wordpress.com/ Yo lo he descubierto recientemente, y me tiene impresionada.
    Y, a ti, querida bibliotecaria, como siempre, mil gracias y mil felicitaciones. Fantástico todo lo que cuentas.
    Un abrazo grande,
    Pilar.

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  8. Querida bibliotecaria, que me digas que "Mis dedos con tu tinta" te gusta hace que mi día brille con una luz cegadora. Gracias, muchas gracis.

    Querida Pilar, sí, conozco el blog. Lo llevo siguiendo varios meses, y me impresiona mucho. No tenía ni idea de todo lo que podía llegar a moverse alrededor de Woolf. Tiene también un Tumblr muy interesante, donde publica fotos, citas y demás cosas para alegrarnos el día: http://woolfwriter.tumblr.com/ Y muchas, muchísimas gracias, por la enhorabuena por la revista. Ahora mismo estoy –y mis compis seguro que también en cuanto se lo cuente– levitando. Felicidades por ese relato, es brillante y enternecedor. Así da gusto.

    Un abrazo a las dos,

    Ainize.

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  9. No sé si podré leer este libro, porque solo con tu reseña y los comentarios de tus lectores ya se me llenan los ojos de lágrimas, pero te doy las gracias por tus palabras, tan bonitas.
    Un abrazo, querida bibliotecaria.

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  10. La bibliotecaria de Redfield Hall15 de noviembre de 2011, 21:27

    Ainize y Pilar, queridas, me apunto ahora mismo este blog sobre Virginia. ¡Gracias! Y Ainize, Mis dedos con tu tinta ya está puesto en mi lista de páginas amigas.

    Querida señora paseadora y querida Lisa, compañera de fatigas: te va a encantar el libro... Gracias por tu precioso comentario.

    ¡Abrazos!

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  11. Querida amena bibliotecaria:
    No llores. Me marcho a domesticar a la gata cautiva que me está creciendo estupendamente.
    Enhorabuena por el blog: por los posts y por los comentarios. Es fundamental estar en buena compañía.
    Mil gracias
    Marta Sanz

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  12. La bibliotecaria de Redfield Hall20 de noviembre de 2011, 10:39

    Querida Marta:
    Gracias a ti por tus palabras y por pasearte por aquí, te lo agradezco mucho. Es un honor.
    ¡Me encantaría conocer a tu gata cautiva! Esperamos más relatos.
    Un beso.

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  13. Preciosa entrada, precioso libro y precioso Gala. Esa pose, esa mirada, ese saber estar. ¡Miau, miau, miau, meow!

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  14. La bibliotecaria de Redfield Hall1 de diciembre de 2011, 20:12

    Adorable Byron, gracias por tus cariños. Te quiero ver mordisquear este libro pero ya mismito.
    Cosquillas detrás de las orejas.

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