Realmente, hay pocos títulos que encajen mejor en una biblioteca que Signatura 400, la primera novela de la prometedora escritora francesa Sophie Divry, publicada en España por la editorial barcelonesa Blackie Books. Destacan en su impecable edición la esmerada y ajustada traducción a cargo de María Enguix y la labor de corrección del libro. Una preciosa cubierta en tapa dura con una ilustración de libros de vivísimos colores, diseñada por Sergio Ibáñez, permite que la obra se distinga perfectamente entre el resto de títulos de la mesa de novedades. Este libro es una pequeña joya y sabrá apreciarlo en su justa medida cualquier persona a la que le gusten los libros, leer, la literatura o las bibliotecas.
La protagonista de esta novela es una bibliotecaria anónima de provincias que un buen día descubre a un usuario dormido en el sótano de la biblioteca, justo la planta en la que ella trabaja, dedicada a la sección de Geografía. La bibliotecaria, relegada y olvidada tanto por sus compañeros de trabajo (todos por encima de ella de acuerdo con la jerarquía bibliotecaria) como por los lectores (que apenas se dirigen a ella nada más que para solicitarle los libros en préstamo que desean), comienza un monólogo en el que va relatando su vida a este usuario al que ni siquiera conoce. Al final de la novela conoceremos perfectamente a la bibliotecaria, sus frustraciones, sus amores, aficiones, lecturas preferidas... Es imposible resistirse al encanto de esta mujer de mediana edad secretamente enamorada de un joven que frecuenta la biblioteca a la que le gustaría encargarse de la sección de Historia, que ama a Maupassant, que tiene al creador del Sistema Dewey de clasificación bibliográfica por un héroe, que quiere acabar con la democratización de la cultura (ella sólo lee autores muertos), que no soporta a los usuarios que únicamente acuden a la biblioteca a leer cómics y a ver deuvedés, que desprecia a Napoléon y admira la Revolución (por su capacidad para poner orden) y que reinvindica infructuosamente que se ocupe la signatura 400 del sistema Dewey, relegada al vacío desde que se desplazaron las lenguas a la 800.
Sophie Divry ha dedicado este libro a todas aquellas personas que encuentran hueco más fácilmente en una biblioteca que en la sociedad.
Esos libros que se publican ahora, habrá de todo, pero en general no son buenas compañías. Y si te mezclas a diario con libros malos, inteligente no te vuelves. Tampoco es para sorprenderse. ¿Nunca lo ha pensado? ¿Qué tipo de literatura puede producir una sociedad en la que no hay ni guerras, ni epidemias, ni revoluciones? Se lo diré yo: ficciones estúpidas [...]. Cuando veo, al empezar el curso, todos esos libros necios que invaden las librerías y que al cabo de unos meses sólo sirven para venderse al peso... De todos esos libros que te asaltan a centenares, el noventa por ciento sólo sirve para envolver sardinas. [...] Los peores son los libros exprés, los libros de actualidad: se encargan, se escriben, se imprimen, se televisan, se compran, se retiran, se destruyen. Los editores deberían poner la fecha de caducidad al lado del precio, ya que son sólo libros de consumo.
Divry, Sophie, Signatura 400 [La Cote 400], Blackie Books, Barcelona, 2011. Cartoné, 112 páginas.
(En el vídeo siguiente Sophie Divry presenta su novela en el Salon du Livre de París, que se celebró en marzo de este año).
La protagonista de esta novela es una bibliotecaria anónima de provincias que un buen día descubre a un usuario dormido en el sótano de la biblioteca, justo la planta en la que ella trabaja, dedicada a la sección de Geografía. La bibliotecaria, relegada y olvidada tanto por sus compañeros de trabajo (todos por encima de ella de acuerdo con la jerarquía bibliotecaria) como por los lectores (que apenas se dirigen a ella nada más que para solicitarle los libros en préstamo que desean), comienza un monólogo en el que va relatando su vida a este usuario al que ni siquiera conoce. Al final de la novela conoceremos perfectamente a la bibliotecaria, sus frustraciones, sus amores, aficiones, lecturas preferidas... Es imposible resistirse al encanto de esta mujer de mediana edad secretamente enamorada de un joven que frecuenta la biblioteca a la que le gustaría encargarse de la sección de Historia, que ama a Maupassant, que tiene al creador del Sistema Dewey de clasificación bibliográfica por un héroe, que quiere acabar con la democratización de la cultura (ella sólo lee autores muertos), que no soporta a los usuarios que únicamente acuden a la biblioteca a leer cómics y a ver deuvedés, que desprecia a Napoléon y admira la Revolución (por su capacidad para poner orden) y que reinvindica infructuosamente que se ocupe la signatura 400 del sistema Dewey, relegada al vacío desde que se desplazaron las lenguas a la 800.
Sophie Divry ha dedicado este libro a todas aquellas personas que encuentran hueco más fácilmente en una biblioteca que en la sociedad.
Esos libros que se publican ahora, habrá de todo, pero en general no son buenas compañías. Y si te mezclas a diario con libros malos, inteligente no te vuelves. Tampoco es para sorprenderse. ¿Nunca lo ha pensado? ¿Qué tipo de literatura puede producir una sociedad en la que no hay ni guerras, ni epidemias, ni revoluciones? Se lo diré yo: ficciones estúpidas [...]. Cuando veo, al empezar el curso, todos esos libros necios que invaden las librerías y que al cabo de unos meses sólo sirven para venderse al peso... De todos esos libros que te asaltan a centenares, el noventa por ciento sólo sirve para envolver sardinas. [...] Los peores son los libros exprés, los libros de actualidad: se encargan, se escriben, se imprimen, se televisan, se compran, se retiran, se destruyen. Los editores deberían poner la fecha de caducidad al lado del precio, ya que son sólo libros de consumo.
Divry, Sophie, Signatura 400 [La Cote 400], Blackie Books, Barcelona, 2011. Cartoné, 112 páginas.
(En el vídeo siguiente Sophie Divry presenta su novela en el Salon du Livre de París, que se celebró en marzo de este año).
mmmmmmmmmmm
ResponderEliminarqué cosas dice
menos mal que ya no se envuelven las sardinas con papel, al menos por aquí
Me encanta la cubierta. Por lo que dices, parece una recomendación perfecta para biblioadictos. Tomo nota.
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