Una tarde lluviosa, en Viena, un hombre se resguarda en un café. Con prisa por guarecerse de un repentino chaparrón, no repara ni siquiera en su nombre. Es uno más de los característicos cafés vieneses: burgués, rebosante de gente normal que disfruta de la lectura de los periódicos y de una deliciosa bollería. Una vez dentro, le asalta un recuerdo vivido en ese establecimiento y hace memoria: se trata del café Gluck, el hogar de Jakob Mendel, «Mendel el de los libros».
Stefan Zweig (1881-1942) escribió Mendel el de los libros en 1929 y narra la trágica historia de Jakob Mendel, un librero de viejo de Galitzia que ejerce su profesión (a falta de licencia para obtener su propio local) en el café Gluck. Allí, sentado a su mesa, desde las siete y media de la mañana hasta bien entrada la noche, Mendel pasa el tiempo leyendo y atendiendo a su fiel clientela, en la que figuran desde estudiosos e investigadores a personalidades importantes de la ciudad. El dueño, el señor Standhartner, no sólo tolera que el señor Mendel se dedique a su negocio allí, sino que le considera uno de los clientes más admirados y queridos del café, donde cuidan su mesa como si fuera un santuario.
La vida de Jakob Mendel discurre feliz y tranquilamente entregado a sus libros y a sus lectores, ignorante por completo (jamás ha leído un periódico) de la situación en la que se halla inmersa Europa. Un día, sin embargo, todo cambia. En 1915 es arrestado en el café y le envían a un campo de concentración, acusado injustamente de colaborar con los enemigos del Imperio austrohúngaro. Después de acudir puntualmente todas las mañanas al café Gluck durante treinta y cinco años, Jakob Mendel ve cómo se trunca su existencia.
Mendel el de los libros no sólo es el retrato delicioso de una persona que vive entregada a su pasión libresca, sino un relato lleno de sensibilidad que describe la situación atroz y terrible de Europa en los primeros años del siglo XX. La editorial Acantilado ha acertado de pleno con la publicación de este libro de apenas sesenta páginas, con una cuidada traducción de Berta Vias Mahou, en su intento por recopilar toda la obra ensayística y narrativa de Stefan Zweig.
Dios mío, si aquel era el sitio de Mendel, de Jakob Mendel, Mendel el de los libros. Veinte años después había ido a parar de nuevo a su cuartel general, el café Gluck, en la parte alta de la Alserstrasse. Jakob Mendel. ¿Cómo había podido olvidarle? Era impensable. Durante tanto tiempo. A aquel ser humano de lo más particular, a aquel hombre legendario. A aquel peculiar portento universal, famoso en la universidad y en un círculo reducido y respetuoso... Cómo había podido olvidarle, a él, el mago, el corredor de libros que, imperturbable, se sentaba allí día tras día, de la mañana a la noche. Símbolo del conocimiento. ¡Gloria y honra del café Gluck!
Zweig, Stefan, Mendel el de los libros [Buchmendel], Acantilado, Barcelona, 2010. Traducción de Berta Vias Mahou. Rústica, 64 páginas.
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